Cayó otro de los nuestros

La oposición marcha, la oposición agita, la oposición busca el enfrentamiento, la oposición agrede a policías y guardias nacionales en procura de encontrar el muertico necesario para incendiar al país, tal como lo han advertido con el más absoluto descaro algunos de sus “dirigentes” más notables. Hasta ahora no lo han logrado pero insisten en su tarea desestabilizadora e impune.

Más de 200 dirigentes agrarios afines al proceso de cambios por el que transita Venezuela han defendido con su propia vida la Ley de Tierras, en el estricto sentido de la palabra: a.s.e.s.i.n.a.d.o.s. Esta Ley fue rota y quemada en acto público por la dirigencia de Fedeagro, pateada por la cúpula de Fedecamaras y borrada del mapa por el efímero Carmona, pero los actores principales de esas actividades transmitidas por todos los canales televisivos de oposición, incluidas las cableras, todos viven felices y libres de toda sospecha. Pero hay luto en los hogares de nuestros dirigentes, y frustración por una justicia que no llega y arrechera.

Los “estudiantes” opositores queman chaguaramos, destruyen lo que encuentran a su paso, le meten candela al Guaraira Repano, insultan, hablan sin discurso pero son premiados, aparecen constantemente en canales televisivos promotores de la contrarrevolución y desestabilizadores mentales. Ellos son felices y sus papis los felicitan por su valentía por enfrentar al tirano.

Varios de nuestros estudiantes, los revolucionarios, los que verdaderamente tienen discurso y defienden los cambios en paz que vivimos, han resultado asesinados por balas, perdigones o metras, que algunas veces salen de las armas de las policías creadas para defenderlos pero que militan o han sido convencidos por el bando contrario de lo peligroso que son esos “revolucionarios”. Hay luto en estos hogares verdaderamente dignos, donde se han forjado con valores y principios estos muchachos que han sido fusilados a mansalva, Ademas del luto de familiares y amigos, hay frustración por una justicia lenta que no llega, y mucha, mucha arrechera contenida.

Hoy rendimos tributo a Yuban Dugarte, el dirigente estudiantil merideño que murió con las botas puestas, defendiendo los verdaderos intereses estudiantiles contra el director de una institución que no esta cumpliendo con su deber.

Y yo vuelvo a preguntarme hasta cuando son los nuestros los sacrificados, hasta cuando son los hogares revolucionarios los que carguen con el luto, la frustración por la lenta justicia que no llega y la arrechera por la impunidad de quienes siguen desestabilizando pero están allí, felices y dando declaraciones ante unas televisoras que transgreden todo código de ética y unas autoridades del sector que no existen o tienen un culillo infinito por cumplir con su tarea.

Insisto en que se sigue tentando a que surja la justicia popular. Allí veremos a los verdaderos culpables intentar esconderse, correr y asilarse. Entonces será tarde.

(*)Periodista

fgraterol@cantv.net