Un espacio Urbano. Contracultura

¿Donde esta la cultura?
Primer Encuentro Cultural del Barrio. Favor no asistir ni intelectuales, ni escritores, músicos, cineastas que provengan del Ministerio de la Cultura.

La indigerible estrategia “cultural” que emana del Ministerio de las “artes”, el cual podemos definir como el mayor fracaso del proceso revolucionario, en lo que a ministerio se refiere, se ha vuelto contra la misma institución que representa. Y es que pueblo en general es desafecto a ella. No la reconoce. No la entiende. Que pasa o deja de pasar detrás de los fríos muros de la institución “cultural” de nuestro país es algo indiferente a las comunidades a nivel nacional. Y eso es saludable, tranquilizante.

La cultura institucionalizada que Farruco trata de imponer en Venezuela es odiosa, rendida, desabrida y a grandes rasgos elitesca, alejadas de las bases y de sus expresiones y saberes. Su gran antítesis es, lo que a ellos mismos les ha dado por llamar “cultura popular”, la de los barrios y caseríos rurales, la de los indígenas y campesinos, limitándola, con ese calificativo a sus espacios naturales, alejada de ellos, de los sabihondos, y así protegerse de su irreverencia, su falta de refinamiento y su gran y sabroso desorden de pueblo, tierra y barrio. Por eso para ellos, “es necesario bajarle la cultura al pueblo”

Allí lo tranquilizante y saludable para todos, de que se hallan convertido, como institución, en una gran fachada, una apartada esquina de intelectuales trasnochados, que se devora y se demuele permanentemente por dentro.

Nuestra verdadera cultura no esta, ni se elabora tras lujosas oficinas de aire y laptos, tapizadas de afiches multicolores que me imagino estimulan sus musas, sitios estos que se me antojan a laboratorios desde donde se nos estudia para tratar de desmontar la tanta “vulgaridad” que despide nuestra idiosincrasia cultural.

Nuestras raíces culturales escapan a esos estudios, pues una cuerda de aburguesados profesionales e intelectuales nunca podrán ver mas allá de sus ideas preconcebidas y alienadas de tanto leer pajas y discutir estupideces.

En las calles y plazas grita nuestra verdadera sabiduría. Empieza cada mañana, en nuestros barrios o caseríos con la primera taza de café y la arepa asada. Con el primer saludo “madrugado” al vecino que conseguimos en el callejón o en camino al conuco. Esta en nuestros sueños que no se pueden estudiar.

Esta en la mujer que dejamos en casa y que nos espera despierta para encender su fogón. O en la que sale de ella dejando tres carajitos que no la ven partir pero que ansiosos la esperan. Esta en los papagayos y trompos o al grito de “coleo” en un juego de metras perdido. Esta en los fines de semana de caballos y domino o en el eterno cronista o cantante de nuestras historias que nunca será llamado a trabajar al fulano ministerio y que ni le importa porque lo mas seguro es que no sepa que existe o esta seguro que no tiene nada que ver con el.

Esta en nuestra piel negra, a la que me niego a decirle afrodescendiente, como si lo negro nos avergonzara. Esta en el indio, el blanco, el mulato, el zambo. De toda esta gran diversidad y luchas diarias e historias sin contar es que han nacido todos esos ritmos y cantos, todos los bailes y cuentos, todas las vivencias que hora quieren institucionalizar.


La verdadera cultura no esta en los predios de Farruco. Que se quede con su cultura. Nosotros seguimos soñando y dandole vida a la nuestra.